El pasado en la puerta (?) [19 de Octubre]

Era un domingo tranquilo... Emma se encargaba de los labores de la casa mientras Sophie jugaba con sus amigos imaginarios, corriendo por toda la sala. Parecía que iba a ser un día como tantos otros, hasta que tocaron a la puerta.

Emma se arregló un poco la ropa y abrió la puerta, suponiendo que sería un vendedor o algún Testigo de Jehová (?). Su sorpresa no pudo ser mayor al ver a su ex, el padre de Sophie, parado como si nada en el umbral de su puerta.

- Hola - Escuchó, como si fuera un ilusión.

Cerró la puerta de golpe, y empezó a entrar en pánico. No había nada de que preocuparse, no, no y no.

- Sophie, cariño... Ve a jugar en tu habitación y cierra la puerta, ¿Sí? No salgas por nada del mundo... - Le dijo a su hija, tratando de permanecer calmada.

- Pero... - Se quejó la niña.

- Sophie, no voy a repetirlo. Tiene que ver con el trabajo de mamá, así que no debes molestar ¿Entendido?.

La niña asintió con la cabeza, y se fue arrastrando sus piecitos hasta su habitación, y cerró la puerta como le habían indicado.

Emma juntó aire y fuerzas, y volvió a abrir la puerta, deseando que lo que había visto, hubiera sido solo una mala jugada de su mente.

- Hola, de nuevo - Volvió a escuchar. Emma observó de arriba a abajo al hombre rubio, vestido de traje, que estaba parado como si nada en la puerta de su casa. Como si el pasado no importara, como si la traición nunca hubiese existido.

- Keith... ¿Que demonios estás haciendo aquí? - Preguntó, tratando de mantener el control.

- Encontré tu dirección en la guía de teléfonos... Quería saber como estabas.

Emma se llevó los dedos a la frente, tratando de no golpear el rostro que tenía enfrente.

- Estoy bien, gracias por preguntar. Ahora puedes irte.

- Quiero conocerla - Escuchó. Su rostro se desfiguró, y el poco control que tenía desapareció. - La gente en la escuela me dijo que fue una niña... Me gustaría conocerla.

- Y a mi me gustaría que te parta un rayo, pedazo de infeliz. - Soltó, aun con calma en su voz, aunque en su rostro se notaba claramente la falta de control.

- No puedes prohibírmelo, sabes muy bien que soy el padre.

Listo, ya estaba. Adiós autocontrol, adiós todo. Emma se lanzó arriba de aquel hombre como un lobo a su presa. Primero le plantó una buena bofetada en la cara, y luego se le prendió de la camisa y comenzó a zarandearlo con todas sus fuerzas.

- ¡NO TE ATREVAS A USAR ESA PALABRA! ESA NIÑA NO TIENE PADRE ¿ENTENDISTE? NO TIENE, NO NECESITA Y NO VA A NECESITAR UN PADRE, ASÍ QUE DESAPARECE DE MI VISTA ANTES DE QUE LLAME A LA POLICÍA.



-

Iba caminando con toda calma y con sus manos en los bolsillos de su sudadera al departamento de Emma. Como era fin de semana era un buen momento para proponer una caminata, claro con Sophie al lado. No sabía exactamente con qué estado de ánimo encontraría a la rubia, después de todo el día siguiente de la noche lluviosa se habían despedido sencillamente sin hablar nada al respecto.

Pero su sopresa fue enorme al encontrarse con un sujeto enfrente de la puerta de Emma a quien le gritaba, se acercó rápidamente escuchando las últimas palabras que le decía al hombre con traje " NO TIENE, NO NECESITA Y NO VA A NECESITAR UN PADRE, ASÍ QUE DESAPARECE DE MI VISTA ANTES DE QUE LLAME A LA POLICÍA. "

- Emma, ¿qué sucede? - llegó sin poder hablar con voz alta para llamar la atención de ambos. No pudo evitar mirar con enojo al sujeto rubio que estaba ahí enfrente - ¿Acaso buscas pleito cabrón? - le preguntó directo y tratando de mantener la calma.

Keith miró de arriba a abajo a Alessandro, y luego volvió a mirar a Emma, quién seguía prendida de su camisa.

- Es un tema familiar, así que no tienes nada que hacer aquí - Le dijo el rubio - Ve a dar un paseo.

Emma volvió a darle un bofetada.

- ¿Familia, dices? ¿FAMILIA? - Tenía las mejillas rojas del enojo - ¡¿PERO DE QUE CORNO HABLAS?! ¿APARECES DESPUÉS DE 4 AÑOS Y TE LLAMAS "FAMILIA"?

Estaba agitada, y tenía ganas de golpearlo más y más, pero sabía que no tenía caso... Nunca ganaría de esa forma.

Podría soportar varias cosas en la vida, menos que un cabrón lo viera así, de hecho estando en otros tiempos ya estaría rompiéndole los dientes para acomodarle su estúpido rostro. La bofetada y las palabras de Emma hicieron que todo empezara a caer en su sitio. Ahora le era más difícil controlarse, sin realmente proponérselo, le empujó fuertemente de un hombro para que girase hacia él y de paso romper el agarre que tenía la rubia.

- Ya oíste a Emma, tu no perteneces a su familia. Ve tu a dar el paseo.

Estaba siendo amable, .... pero también podía sacar su lado no cortés y sería algo no muy difícil de hacerlo.

Gracias al movimiento de Aless, sus manos estaban libres ahora. Le dolían, se había lastimado las palmas con sus propias uñas al presionar tan fuerte. Su mirada iba una y otra vez a la ventana de la habitación de Sophie, rogando que no se le ocurriera asomarse para ver afuera.

- ¿Este es tu nuevo novio? - Escuchó que le preguntaba Keith - Veo que bajaste tus estándares...

Emma le dedicó una mirada matadora al rubio. Deseaba romperle la cara, pero no iba a caer en su juego.

- No es de tu incumbencia. Y al parecer, contigo caí lo más bajo posible... lo único que me queda es repuntar.

Apoyó la palma de su mano en el hombro de Aless.

- Aless, déjalo, no vale la pena...

- Emma, no voy a marcharme hasta que me dejes ver a la niña.

- Voy a matarte - Murmuró.

No pudo evitar sonreír arrogante ante su respuesta, ahora sí el niño bonito se lo estaba ganando. Y pese a las palabras que le dijo Emma no pudo evitar caminar hacia donde se encontraba el tipo y acomodarle un buen golpe en su boca, a ver si con eso dejaba de decir tanta estupidez.

- Pues la verás sólo en tus sueños cabrón - se tronó los nudillos de la mano con la que lo había golpeado para asirlo fuerte de su camisa y jalonearle caminando hacia la salida - Emma no tiene necesidad de encargarse de mierdas como tú, pero a mi no me molesta hacerlo.

Todo había pasado demasiado rápido. Vio el hilito de sangre caer por la comisura de Keith, y se alegro mentalmente por ello, aunque su conciencia la reprendió rápidamente.

- ¡Aless! - Le gritó en tono firme - Ya déjalo, no vale la pena.

- Escucha lo que te dice tu ama, cachorro. - Le dijo el rubio con una sonrisa, antes de darle un buen puñetazo en el rostro a Alessandro, como pago por el que le habían dado a él.

- ¡KEITH! ¡PEDAZO DE IMBÉCIL!

Se limpió de rápido la sangre de su boca con el costado de una de sus manos.

- Lo dice quien pega como marica - le sonrió y le acomodó un buen golpe con la rodilla en el estómago. Sabía perfectamente que no se encontraba en las peleas de la calle que había frecuentado en una etapa de su vida, pero no olvidaba para nada como arreglárselas para lastimar.

- Deja de cabreear y lárgate

Keith, aunque con dificultad para respirar, se levantó para asentarle un nuevo golpe, pero un grito de Emma lo detuvo.

- ¡Basta! - La rubia tenía lagrimas en los ojos, y miraba inquieta a la ventana lateral de la casa, en donde Sophie se asomaba, claramente asustada. - ¡Desde ahí puedes verla! - Le dijo al rubio, claramente irritada - Voy a llamar a la policía - agregó dándose la vuelta y entrando a la casa.

Keith tenía los ojos clavados en la ventana ahora, y sonreía de lado.

- Es bonita - Murmuró - Las dejaré en paz por ahora, pero no voy a desaparecer, Emma.

- Oh, sí lo harás. - Dijo la rubia en tono firme - La próxima vez que te vea cerca mío o de mi hija llamaré a la policía sin preludio. Eres bueno en desaparecer, ponlo en práctica una vez mas.

El rubio sonrió y comenzó a marcharse, aún mirando a la niña que se escondía detrás de las cortinas.

- ¡Aless! - Lo llamó Emma - Acompáñame adentro, te daré hielo para el labio - Dijo en tono cansado.

Por él no había problema en continuar la pelea, de hecho en su sangre ya comenzaba a correr nuevamente la adrenalina de pelea, pensaba en golpearle nuevamente pero el grito de Emma le detuvo, logró ver desde lejos que en efecto Sohpie lucía preocupada ante lo que sucedía afuera de su hogar.

Vio como el rubio se ponía de pie y se alejaba aún mostrando esa cara de triunfo, quería asegurarse de que realmente se largaría. Es más podía aprovechar para dejarle otro recuerdo en su rostro, sin embargo cambio de dirección hacia al departamento de Emma, no quería contradecirle debido a como se encontraba.

Cerró la puerta tras de sí al entrar, Sophie aún se escondía - ..No te preocupes, ya cerrará.. - le dijo a Emma, encogiéndose de hombros tratando de restarle importancia a la herida.

Escuchó la puerta cerrarse detrás suyo y suspiró de cansancio. Se volteó para ver a Aless y apenas le sonrió. Sentía como si le hubieran succionado la vida, la felicidad y la energía.

- Tonto. eso te pasa por meterte donde no te llaman - Le dijo tranquila, y sonriendo levemente.

- ¿Mami? - Se escuchó bajito - ¿Ya puedo salir?

- Si mi amor - Contestó la rubia, agachándose para recibir en sus brazos a la niña que venía corriendo. La levantó en sus brazos y la apretó fuerte contra su cuerpo - No pasa nada, bebé.

- ¿Quién era ese señor, mami? - Preguntó sollozando.

- Nadie importante, nena. Ven, ayúdame a curar a Aless ¿Quieres? - Le preguntó, intentando sonreír.

La niña clavó sus ojitos llenos de lágrimas en Aless, y luego asintió con la cabeza.

Iba a comentar algo al respecto de meterse en donde no le llamaban, hasta que apareció Sophie y fue a los brazos de su mamá. Suspiró ante aquello, no sabía exactamente que decir al respecto... después de todo como había dicho el cabrón de hace rato... él no pertenecía a la familia de Emma, pero..

- Lo siento, no quería que tu y tu hija terminaran ... tristes - le comentó en lo que veía a Sophie con sus lagrimitas. - Todo estará bien Sophie - le sonrió levemente.

Emma, con Sophie aún en brazos, sacó hielo del congelador, lo envolvió en un trapo limpio y se sentó al lado de Alessandro.

- No es tu culpa - Dijo Emma con una sonrisa, poniéndole el hielo en el labio con su mano libre.

Sophie seguía abrazada como Koala al cuerpo de su madre, pero cuando ésta se sentó, se volteó a ver a Aless. Ya casi no había lagrimitas en sus ojos, pero parecía preocupada.

- ¿Te duele? - Preguntó.

En cuanto su piel entró en contacto con el hielo, no pudo evitar alejarse por inercia. Ahora recordaba la parte desagradable que le dejaban las peleas... la curación. Sin embargo debía admitir que le agradaba que le atendiera Emma, y que Sophie mostrara cierta preocupación por su persona.

- No mucho, y se me quitaría más si me sonríes - le comentó a Sophie tratando de mostrarse tranquilo aunque se encontraba apretando su puño - ¿Sabes?, tu mami esta siendo buena enfermera - fijó su vista en Emma.

Sophie sonrió al instante al oír las palabras de Aless, y miró a su mamá al oír que la nombraban.

- Mami es buena en todo - Dijo la niña alegremente.

Emma le sonrió y le dio un beso en la frente a su hija.

- Aless está siendo un buen paciente - Dijo con una sonrisa divertida. - No se queja para nada.

- Es valiente - Le dijo la niña con una risita. - Le dio su merecido al señor malo~

Emma sonrió de lado y asintió con la cabeza.

- Sí, lo hizo. Deberíamos darle las gracias.

Sonrió ante la respuesta de Sophie - Sí, Emma es buena en todo - le sonrió pícaramente a la rubia, sin embargo era mejor no seguir bromeando con eso antes de que le reprendiera.

- ¿Entonces merezco algún premio? - comentó haciéndose el inocente - De hecho, había venido con la intención de proponerles alguna actividad para este día.

Emma le dedicó una mirada de advertencia, aunque el color en sus mejillas no se hizo esperar demasiado.

Al oír el siguiente comentario, la rubia quedó un poco sorprendida. Claro, que tonta, con todo el lío se había olvidado de preguntarle a Aless que estaba haciendo por "la zona".

- ¿Que tienes para proponernos? - Preguntó con una sonrisa.

No podía rechazar la invitación frente a Sophie, y después de todo, Aless se había ganado un voto de confianza con lo que había hecho. No perdía nada con una salida... No significaba nada tampoco.

No se le pasó de vista su leve sonrojo, no pudo evitar sentirse complacido ante eso. Se sorprendió un poco a la respuesta de Emma, ahora no había puesto ningún tipo de traba.

- Pensaba salir a caminar, algo tranquilo.. o en todo caso el cine. Es bueno distraerse ... - sobre todo ante lo que había pasado momentos antes - ¿O algo que quieran hacer en especial?

Estaba por responder, cuando volvieron a tocar a la puerta. Emma se puso blanca de golpe. No podía ser... No podía haber vuelto después de todo.

Sophie notó el nerviosismo de su mamá y volvió a abrazarla y a esconder su rostro en su pecho. Emma la abrazó y miró a Aless con súplica.

- Sophie, amor.... ¿Porqué no le muestras tus muñecas a Aless?

- No quiero. - Dijo la niña. No era tonta, después de todo.

- No pasa nada, Sophie - Dijo la rubia, despegándola de su pecho y sonriéndole para que se calme. - Seguro te puede ayudar a elegir algún vestido para salir a pasear ¿Quieres? ¿Por favor?

La niña la miró con los ojos llorosos y se bajó de su falda, ofreciéndole la mano a Aless.

- Vamos.

- ¿La acompañas? - Le preguntó Emma, haciéndole saber con la mirada que todo iba a estar bien.

Su cuerpo se tensó ante el sonido de la puerta, estaba a punto de levantarse e ir a romper lo que le quedaba de cara al tipo. Pero Emma se adelantó con las palabras que le dijo a Sophie, no estaba de acuerdo pero la mirada de la rubia le hizo ceder.

- Si necesitas algo me avisas, Sophie estará bien. - le comentó en voz tenue solo para Emma. Obvio que no la dejaría con ese patán - Vamos Sophie - tomó la mano de la pequeña, quien le encaminaba a su cuarto.

Emma esperó a que ambos estuvieran fuera de la vista de la puerta, para finalmente abrir. Casi se desmaya del alivio al ver a Amanda del otro lado. Se le tiró encima a la anciana y la abrazó con fuerza.

- Niña, niña... Me dejas sin aire. - Dijo la pobre mujer, sin entender nada. - ¿Que le pasa a tu cara? Parece que hubieras visto un fantasma.

- Ay.. Nana. Ojalá fuera eso. Keith estuvo aquí hace un rato... Quería ver a Sophie.

La anciana comenzó a gritar una buena cantidad de inmoralidades (?) al aire, hasta que Emma le indicó que guardara silencio.

Sophie por su lado, al oír los gritos saltó de la emoción. Soltó la mano de Aless y se fue corriendo a la puerta, para abrazarse a las piernas de la anciana.

- ¡¡Nanaaa!! - Gritó la niña, feliz - ¿Vienes a llevarme a pasear?

- De hecho, sí. - Dijo con una sonrisa, que se transformó en una mueca curiosa al ver a Aless. - Hola, de nuevo...

Miró sospechosamente a Emma, quién se encogió de hombros, resignada.

Se encontraba bien atento a cualquier sonido extraño (?) que pudiese escuchar, sin embargo lo que escucho fue una gama de groserías dichas por una voz que le resultaba bastante familiar. De hecho cuando se asomaron y vieron a la anciana Amanda también regresó paz a su ser.

De inmediato Sophie fue hacia su nana - Hola - le sonrió levemente en lo que llevó una de sus manos atrás de su nuca. Al parecer hoy no había resultado ser un día favorable - ¿Cómo está?

La anciana lo miró fijo, como si estuviera intentando leer su alma (?), pero se decidió por sonreír finalmente.

- Podría estar mejor, pero gracias por preguntar. - Dijo mirando de reojo a Emma. - Me imagino que tendrán algo de que hablar ustedes dos - Agregó mirando a la rubia. - ¿Que les parece si me llevo a Sophie al parque? ¿Estaría bien?

- ¡¡Parqueeee~!! - Exclamó la niña, dando saltitos - ¿Puedo Mami? ¿Puedo, Puedo?

Emma sentía que su mente estaba en una montaña rusa. Demasiado ruido y demasiadas emociones para un solo día.

- Esta bien, pero no vuelvan tarde. Ve a ponerte un abrigo.

La niña salió corriendo hasta su habitación, notablemente contenta. Emma agradeció la facilidad que tenían los niños para distraerse.

- Gracias - Le murmuró a la anciana, que negó con la cabeza, haciéndole saber que estaba bien.

Sophie volvió en seguida, y tomó la mano de su nana, lista para salir.

- Bueno, diviértanse ustedes dos. - Dijo Amanda con un tono divertido en la voz - Saluda, Sophie.

La niña saludó con la manito, y se fue arrastrando a la pobre anciana con todas sus energías. Emma cerró la puerta, y se dejó caer suavemente al piso, quedando sentada con la espalda apoyada en la puerta. Levantó la vista para mirar a Aless, y suspiró. Las emociones no habían terminado por ese día, al parecer.

No se sintió afectado por la mirada de Amanda, sin embargo insistía en que esa mujer si que se las sabía a todas. Y el hecho de lograr quedar solos lo confirmaba, por suerte Sophie aún estaba lo suficientemente pequeña para que pasara por alto varias cosas.

Fue a donde se encontraba Emma, para ponerse en cuclillas y sonreírle levemente. - No vine con la intención de traerte más problemas, créeme - le dijo de rápido en lo que la levantaba del suelo, cargándola. Llegó a uno de los sofás y se sentó en éste aún teniendo en brazos a la rubia, acomodándola.

- ¿Cansada verdad? - le comentó mientras cubría una de sus manos parte de la oreja y mejilla de ella.

Se sorprendió por la acción de Alessandro, ya que pensó que lo primero que haría sería disculparse y marcharse. Una vez que estuvieron sentados en el sillón, lo miró con curiosidad.

- La verdad que sí. - Dijo con voz suave, y poniéndose de pié - Ya ves que mi vida es peor que un circo - Agregó, presionándose la frente con la punta de sus dedos. Le dolía la cabeza - Eres libre de marcharte. Gracias por la ayuda, y perdón por el golpe...