Noche Tormentosa [15 de Octubre // Emma-Alessandro]

Emma había dejado a Sophie en casa de Amanda, ya que debía dar clases a la tarde. La niña quería quedarse un tiempo más, así que ella arregló de buscarla más tarde. El problema era la lluvia.

A Sophie la aterraban las tormentas, por lo que Emma quiso buscar a su hija antes de que el clima empeorara. El problema fue que la gran y maldita tormenta se desató cuando ella estaba en camino, y la agarró completamente desprevenida. Tenía paraguas, sí... Pero con el viento que había era lo mismo que no tener nada.

Vio un edificio cercano y entró sin pensarlo. Una vez adentro se dio cuenta de que era el edificio de los dormitorios de los Profesores, y de repente sintió que había sido una mala idea, mala suerte, o lo que fuera.

Sacó su teléfono del bolsillo de su abrigo, todo empapado. Lo prendió y afortunadamente funcionaba. Marcó el número de su amiga, deseando que todo estuviera bien. Habló con Amanda y con Sophie unos momentos, y luego se acercó a la ventana a ver la lluvia.

Estaba empapada y temblando de frío. Podría pedir un taxi, pero de seguro no conseguiría ninguno con ese clima. Bueno, siempre podía ser peor.

Debido a la lluvia sus clases se vieron canceladas y por pura suerte le tocó que se desatara la tormenta cuando él se encontraba en su habitación. Ya llevaba un rato que parecía caerse el cielo.

Ya se había aburrido de encontrarse en su dormitorio casi toda la tarde así que salió para caminar a los pasillos de los dormitorios, si que se las verían negro los otros profesores para llegar ahí. Llegó hasta la puerta del edificio y se encontró ahí con Emma rodeada de un charco que era producido por las gotas que escurrían de sus ropas y cabellos. Se encontraba abrazándose a sí misma ... al parecer el clima le había jugado mal.

- ¡Estás helada Emma! - le comentó al colocar sus manos sobre sus brazos, se había puesto detrás de ella con cautela. Al parecer la lluvia la tenía muy pensativa

Estaba concentrada en la lluvia. Veía las gotas caer con la mayor concentración posible, observaba los detalles en los vidrios... Cualquier cosa para no pensar en el frío que estaba pasando. Terminaría con una neumonía o algo, eso era seguro.

Tan concentrada estaba en no pensar, que no escuchó a Alessandro acercarse, por lo que cuando sintió el toque en sus brazos y su voz, pegó una salto y se le escapó un gritito.

- ¡Dios! Casi me causas un infarto - Le dijo, golpeando suavemente el brazo de su compañero - Y no es para tant-to. Estoy bien - Dijo orgullosa, tratando de frenar los temblores. Tenía los pies helados, y eso le impedía considerablemente mantener su temperatura corporal en limites saludables.

Sonrió un poco ante la respuesta de Emma, si que exageraba ante sus respuestas.

- Así tendrás la conciencia - le dijo alegre en lo que se sacaba su sudadera amarilla con negro por la cabeza, para luego extendérsela a Emma - Será mejor que te bañes y te cambies esas ropas, podrías pescarte un fuerte resfriado. En lo que llegamos a mi cuarto póntelo

Le comentó tranquilo, aunque muy probablemente aquello había sonado más como una orden.

Emma lo miró sospechosamente. Su orgullo podía más que el frío.

- No me llevarás tan fácil a tu cuarto - Respondió.

Todavía tenía frescos los recuerdos de la última vez, que para ser honestos, le carcomían un poco la conciencia...

La respuesta de la rubia le sorprendió, no pudo evitar verle extrañado ante aquello...

- ¿Prefieres morirte de alguna neumonía a mi ayuda? - le preguntó aún intentando de que tomara su sudadero que le proporcionaba - Vamos Emma, no seas terca, no me hagas tratarte como niña chiquita.. - le advirtió con la mirada.

¿Qué tenía de malo ofrecerle su ayuda?

Lo de niña chiquita había surtido efecto. No quería parecer infantil.

Se sacó el abrigo todo mojado, y se lo dio a Alessandro mientras tomaba la sudadera y se la ponía. Volvió a Tomar su abrigo y comenzó a caminar con la cabeza en alto, hasta que se vio forzada a detenerse... no conocía el edificio....

- Ya me perdí - Dijo con una sonrisa apenada.

Tomó el abrigo que goteaba y pesaba debido al agua que había absorbido, mientras veía como Emma comenzaba a caminar. Cuando se detuvo y confesó que no tenía ni idea de a donde dirigirse no pudo evitar soltar una carcajada. Caminó hacia ella, para luego guiarle hacia donde deberían ir.

Por suerte no se encontraba en el último piso, se apresuró a sacar sus llaves y abrirle, lo mejor era que se duchara lo antes posible. Acomodó el abrigo de Emma en un lugar donde pudiese secarse y no le afectara el agua que escurría del mismo.

- Perdona el desorden, no esperaba visitas - le dijo pasando a su lado para buscar en su armario una toalla y ropa para que se cambiara - Ten, el baño está detrás de esa puerta... ¿necesitas algo más? - preguntó en lo que pasaba una de sus manos por el cabello mojado de la rubia.

Lo siguió tranquilamente hasta que llegaron a la habitación. Al entrar observó todo con detalle, no pudo evitar hacerlo.

- Oh, no hay problema. Estoy acostumbrada al desorden. - Dijo con una sonrisa tranquila.

Al verlo buscar ropa y toalla, se quedó medio sorprendida. No pensaba que lo de bañarse fuera en serio. Debía se una broma ¿Verdad?... Y otra vez ese gesto de acariciarle el cabello... La hacía sentir un tanto apenada, por lo que bajó la vista.

- ¿Seguro que está bien que use el baño?

Inclinó un poco su cabeza... ante la acción de Emma.

- Claro - le dijo sonriendo un poco -no quiero que te enfermes, quizás no está tan agradable y cuidado como el tuyo... pero está decente - le bromeó. - Si te incomoda mi presencia me salgo al pasillo y me avisas cuando hayas terminado para volver entrar. ¿Te parece?

No sabía si exactamente era por eso que se mostraba apenada Emma, pero era mejor prevenir que lamentar.

- No voy a echarte de tu habitación. Mientras no entres al baño estará bien - Dijo con una sonrisa - Si lo haces, te golpeo con algo - Agregó divertida.

Tomó la ropa y la toalla, y entró a donde le indicaban.

Se quitó la ropa y pudo comprobar que realmente estaba empapada, hasta la última capa. Suspiró y entró a la preciada agua caliente. Fue una ducha rápida, después de todo ya se había bañado en su casa... La idea era recuperar la temperatura, aunque a decir verdad, podría haberse quedado allí por horas.

Finalmente cerró el agua y se secó con la toalla, mirando la ropa con desconfianza. Se puso la ropa interior que estaba apenas húmeda, y se vistió rápidamente. Las prendas tenían su perfume, lo que la hacía sentir algo... No estaba segura de qué exactamente. Se arremangó el pantalón (ya que le quedaba enorme) y salió del baño.

- Gracias - Dijo ya más relajada. - Supongo que de verdad lo necesitaba.

Comentó un leve "¿Me creerías capaz de entrar?" de rápido en broma y asintió ante las palabras dichas por la rubia. En lo que esperó a que su compañera se bañaba, tomó otra sudadero con cierre, se la puso sin cerrarla completamente.

Sacó dos copas sencillas y una botella de vino para servirse un poco, nada mejor que tomar un poco de alcohol para calentarse un poquito. Fue a su ventana para ver como seguía la lluvia, al parecer no había cesado, incluso estaba cayendo granizo, lo cual explicaba porque había bajado la temperatura y su vidrio comenzaba a empañarse.

Quizás se había quedado por mucho tiempo así, ya que una voz llamó su atención y se giró para ver a Emma ahora con sus prendas - De nada, me alegra que te ayudara el baño ... te quedan grandes - comentó sonriente señalando la ropa que llevaba puesta- ¿Gustas un poco? - le enseñó su copa para darle entender a que se refería.

Se miró a si misma y soltó una risa sincera.

- Que detallista que eres - Dijo entre risas - Parezco un payaso.

Observó la copa y lo pensó brevemente. La última vez que había bebido las cosas se habían puesto un poco... Raras. Aunque la situación era diferente. Si tenía cuidado, no tenía porque hacer cosas que iban más allá de si misma.

- Que más da... - Respondió con una sonrisa, mientras se sentaba en una de las sillas.

Trató de poner un rostro serio ante las primeras palabras de Emma, en realidad le agradaba verla mucho con sus prendas. Pero obviamente era algo que prefería guardárselo.

- ¡Ey! no está tan mal mi estilo de ropa.- Ante la afirmación de la rubia se dispuso a servirle en la copa extra

- Disculpa que no te ofrezca algo como café o té.. pero al parecer los que construyeron el instituto no fueron muy considerados con los profesores jóvenes - le entregó la copa con vino - Hacen que mi talento de chef se reprima - bromeó, mientras tomaba asiento jalando otra silla frente a la de Emma.

- ¿Puedo preguntar como es que terminaste así? - tomo un sorbo de su copa - Creí que terminabas más temprano tus clases.

- No es mi estilo - Respondió divertida, refiriéndose a la ropa.

Al oír sobre el café o té, se zapeó mentalmente. Ni había considerado eso.

Dejó salir una risa suave ante el comentario del chef. Sin embargo, su rostro se transformó en un gesto preocupado y un tanto triste al oír la pregunta.

- Iba a recoger a Sophie. Está en casa de Amanda... Y la pobrecita realmente se asusta con las tormentas. - Se quedó mirando unos segundos la ventana empañada. El granizo se escuchaba caer afuera. - Debe estar muy asustada - Comentó con tristeza.

Tomó un poco de su vino en lo que escuchaba la explicación de la rubia, se le veía preocupada por su hija, era obvio.

- Lo lamento - miró hacia la ventana - aunque veo un poco difícil que llegues a donde Amanda. Para los coches está imposible avanzar con tanta agua y es una locura que te lances caminado. ¿Ya le hablaste?

No pudo evitar extender un poco su brazo para peinarle su cabello y verle mejor el rostro, descubrió que era algo que le fascinaba.

- Lo se - Dijo bebiendo el primer trago de su copa - Sí, ya hable con ellas. La pobrecita estaba llorando y me pedía que la busque. Traté de explicarle, pero con 3 años es normal que no entienda - Agregó tristemente. El roce de las manos de Aless en su cabello, de repente eran reconfortantes.

Bebió otro trago del vino y dejó la copa sobre el escritorio.

- Lo siento. No quiero cargarte con mis problemas - Le dijo, intentando sonreír.

Debido a que Emma no puso objeción alguna a sus movimientos, continúo haciéndolo en parte porque al parecer le reconfortaba y en parte porque él quería.

- No lo haces - le dijo con calma - de hecho agradezco la confianza que me tienes para comentármelo. No te preocupes, verás que se solucionará rápido... además Sophie se encuentra con alguien de tu completa confianza... y Amanda se las ingeniará.

Bebió otro trago en lo que se oía claramente como las gotas golpeaban a la ventana. Trataba de pensar alguna manera de resolver aquel dilema, para su desventaja ni siquiera contaba con un vehículo para poder acercar a Emma a su pequeña. Ahora sentía una tranquilidad incómoda.. ..¿dejavú?

Lo observó curiosa.

- Tampoco es un secreto de Estado - Dijo tranquilamente, con una sonrisa tranquila.

Se quedó mirando la ventana y pensando. En casa de Amanda el ruido seguro era igual. Eso, sumado a los truenos, debía tener a Sophie aterrada. No podía dejar de pensar en eso, mientras bebía otro trago de su copa. Ni se percató del silencio, su mente estaba en otra parte.

Al volver a verla con la mirada intranquila debido a que se encontraba separada de su ser querido, era algo que no le agradaba del todo. Se atrevió a levantarse de su asiento para levantarle de su lugar. Tomó su rostro entre sus manos para que de esa manera le pudiera ver.

- Todo estará bien, ella está en buenas manos - volvió a acomodar sus cabellos detrás de la oreja blanca de Emma, pese al baño y el alcohol aún se encontraba un poco fría a comparación de él - Sólo será un momento, es mejor que no te angusties tanto sino se te hará insoportable el tiempo.

Le abrazó intentando con eso tranquilizarla un poco, le dio un beso en su cabeza.

El toque masculino volvió a traerla a la realidad. En segundos estaba de pie, sin saber bien como había pasado. Los escuchó aún con tristeza en sus ojos, y esta vez sí que agradeció al abrazo.

Se sentía bien, era como sentirse completamente protegida. Los brazos de Alessandro la rodeaban por completo, era una sensación diferente a ser abrazada por una amiga. Se sentía más cálido.

Al sentir el beso en su cabello, levantó la mirada. Sentía que nuevamente la trataban como una niña.

- No es tan simple - Dijo con suavidad, mirándolo a los ojos.

Agradecía mentalmente que no le separara como en otras ocasiones, de hecho aseguraría que agradecía el gesto Emma.

- No te pongas triste - le dijo al ver claramente ese sentimiento en los ojos de ella - No me gusta verte así... quisiera animarte de alguna forma - le acariciaba una de sus mejillas, para luego pasar a sus labios y hacer el mismo gesto con su pulgar. Se inclinó levemente para besarle por un corto momento.

Espero que aquella acción no la tomara a mal.

Esbozó una ligera sonrisa al oír sus palabras. Lo estaba intentado, de verdad que sí. Los nervios se apoderaron de ella al sentir las caricias, otra vez ese sentimiento. ¿Que sería?

Al sentir el beso, cerró los ojos con cansancio, para volver a abrirlos y clavar su mirada en los ojos ajenos. Había un leve brillo en los ojos de Emma, no eran lágrimas, pero tampoco ilusión.

- ¿Porque... Porqué me haces las cosas tan difíciles? - Preguntó con pesar.

Sonrió levemente sacando un suspiro a la par.

- No sé... -comentó sin perder la sonrisa aún - creo que soy de los que se dejan llevar más.. -se encogió de hombros - ya no pienses más en eso.

Volvió a agacharse para besarle y poder disfrutar sentir la cercanía del cuerpo de Emma. Se detuvo por un momento para apenas separar sus labios de los de ella -Créeme ... no es mi intención hacerlo difícil, tu eliges.

¿Dejarse llevar? Para ella esa frase no estaba en su vocabulario. Todo debía ser pensado, cuidadosamente planeado. Sin embargo, Alessandro había llegado para destruir todos sus esquemas.

Aprovechando la cercanía volvió a darle un beso suave.

- Es como si alguien ya hubiera elegido por mí.