Visita inesperada.. (?) [Departamento de Emma 9 de Oct ]

Sonrió levemente ante el regaño que le hacía Emma, agradecía que no le hubiera alejado como había pasado últimamente cada vez que él tenía la oportunidad de acercarse.

- Sólo un poquito - le dijo en broma, mientras se agachaba para besarle en la mejilla derecha, detenerse un pequeño instante antes de acercarse nuevamente a los labios de Emma.

Con el rostro aún refugiado en el pecho de su compañero, Emma sonrió. Tenía ese algo que la atraía, y esa horrible manía de no alejarse a pesar de todos sus intentos.

Sintió el beso en su mejilla, por lo que separó un poco su rostro para poder mirarlo a los ojos. Iba a decir algo, no estaba segura de qué, pero de todas formas ya no importaba. Sus labios estaban ocupados nuevamente. Estaba más relajada esta vez, ya casi que se daba por vencida. Era cansador pelear tanto, sobre todo sí el tipo no parecía rendirse jamás.

Rodeó el cuerpo de Aless suavemente con sus brazos, y se acopló al beso, intensificándolo sin darse cuenta.

Se alegraba de sentir a Emma más relajada entre sus brazos, de hecho no sólo que le correspondiera tan bien con el beso, el cual se volvía profundo poco a poco gracias a su compañera. Interrumpió por breves instantes aquel contacto sin alejarse demasiado para susurrarle cerca de los labios.

- ¿Puedo ser tu tonto? - le preguntó para darle otro beso, sin embargo éste más corto, para permitir que ambos pudiesen recuperar del anterior.

Su mente estaba en blanco otra vez. Algo lejano en su conciencia seguía taladrándole, pero decidió ignorarlo por el momento. No era demasiado difícil, a decir verdad.

Al escuchar el susurro, se le escapó una risita. Recibió el beso cortito y luego colocó su dedo índice en los labios contrarios, con una sonrisa traviesa.

- Ya veremos.- Respondió.

Le miró divertido ante aquel gesto coqueto de Emma, cuando quería sacaba ese lado coqueto y sexy que trataba siempre de reprimir.

- No me conformo con esa respuesta - le dijo dándole otro beso corto en los labios - significa que tendré que esforzarme entonces - le sonrió para colocar una de sus manos donde iniciaba el cuello de la rubia, inclinando suavemente su cabeza para besarle mejor, ... ya sin contenerse.

Sonrió divertida. Estaba por decirle que ya era lo suficientemente molesto así como era, pero no tuvo tiempo. Aless tenía esa extraña capacidad de nublar su mente con un solo toque, era molesto, no la dejaba pensar o coordinar sus pensamientos.

Se dio cuenta de que su compañero se había estado conteniendo, y agradeció mentalmente por ello. Le había dado un tiempo a soltarse, aunque ahora le era difícil volver hacia atrás. Se acopló perfectamente al beso y su intensidad. Por un momento, había logrado dejar de pensar.

Con la respuesta afirmativa de Emma, ahora le costaba aún más poder contenerse; en serio que lo estaba intentando... pero pronto su mente iba deshaciéndose de esa parte que le hacía ver que recordara no sobrepasarse. Y no es que lo hiciera con la intención de imponer algo que su compañera no quisiera... pero una de sus manos, cedió a la tentación.

Una vez encontrado el borde de su blusa, aprovechó para tener acceso a la espalda de Emma subiendo y bajando tranquilamente, recorriendo el camino marcado de su columna. Deleitándose con la suavidad de su piel blanca.

Haber dejado de pensar tenía su parte positiva y su parte negativa, pero por el momento no podía recordar cual era la negativa. Ya se acordaría más tarde, pero eso no importaba en el momento.

Un escalosfrío recorrió su espalda al sentir el toque de su compañero. Tenía las manos ásperas, características de un hombre... Algo que no había sentido, literalmente, en años. ¿No se daba cuenta que la haría perder la cabeza? Maldito.

Dejándose llevar, lo tomó por la playera acercando más, si era posible, su cuerpo contra el suyo. En cualquier momento se quedaría sin aire, pero no tenía ganas de pensar en ello.

Se complació ante la respuesta de su compañera, por lo cual volvió a realizar el mismo movimiento, subiendo un poco más su mano en la espalda de Emma, topándose con el broche del sujetador. Siempre resultaban ser molestas aquellas cosas; su otra mano de inmediato fue a acompañar a la otra, sin embargo no con la finalidad de deshacerse de la molesta prenda que se encontraba en su camino. Prefirió acariciar los costados curvilíneos de Emma, sin ocultar para nada sus intenciones que cruzaban por su cabeza justo en el momento.

A falta de aire decidió separarse un poco, además así podría disfrutar de ver como se encontraba la rubia. Se encontraba completamente roja y eso le gustó, demasiado.

Se estremeció al sentir el contacto en su cuerpo. Debería haberse apartado, poner un límite, pero no podía hacerlo en ese momento. Se estaba quedando sin aire, pero su cuerpo no parecía reaccionar apropiadamente, estaba disfrutando demasiado la falta de pensamientos.

Dentro de todo fue un alivio que Aless decidiera por separarse un poco, o moriría asfixiada. Aunque claro, cuando su mente se despejó un poco de la catarata hormonal, y se dio cuenta de lo que había hecho, su rostro se tornó carmesí. Ahora sí debería parecer una loca, que sí, que no, que sí, que no. Loca, loca, loca.  Podría darse topes contra la pared, pero ya era tarde para eso.

Levantó la vista, que había bajado por la vergüenza, y sus ojos volvieron a juntarse con los de Aless. Ya no podía verlo de la misma forma que antes. El muy maldito había pasado a ser un tantito irresistible.

No podía mantener fija la mirada, era demasiado apenante, así que se puso en puntas de pié para llegar al oído de Aless y le susurró divertida: "Te odio". Obviamente en su tono se notaba que no era verdad, pero ya estando allí su cuerpo volvió a jugar con ella, y sin poder evitarlo le dio un mordisquito suave en la oreja, en una pequeña zona sin aretes. Casi se muere cuando se dio cuenta. Había sido casi un reflejo, un rayo de su personalidad de antes de que naciera Sophie, algo que había aprendido a olvidar.

Se le hizo de lo más tierno ver como por un momento ella intentaba ocultar su pena al bajar la mirada. Agradeció a que alzara su rostro sonrojado para admirarle nuevamente y sentirse satisfecho por como se encontraba su compañera. La manera en como le miraba había cambiado, podía adivinarlo al ver sus pupilas dilatadas.

En cuanto escuchó el "Te odio" de Emma, sonrió también divertido ante aquel acto, lo que si no vio venir fue el mordisco que le proporcionó la rubia. Si bien gracias a la corta distancia que se había creado por romper el beso había ayudado a tranquilizar sus acciones aceleradas, su freno se fue al diablo ante esa acción. Tomó de las caderas a la rubia y aprovechando que se encontraba la mesa cerca, la sentó en la misma, colocándose entre sus piernas. La besó nuevamente bastante inspirado, antes de que ella se arrepintiera, antes de que le pusiera otro freno más.

Colocó una mano atrás de su cabeza, para que al momento de recostarla sobre la mesa ella no recibiera el impacto del peso de ambos, se separo sólo por unos instantes - Odiame más... - atacó directamente su cuello.

Todo fue demasiado rápido, pero la verdad es que ella no opuso demasiada resistencia. Sentía su cuerpo estremecerse ante el contacto, y no podía hacer otra cosa sino responder ante las acciones de su compañero.

Lo tomó por la parte trasera del cuello y lo besó intensamente, presionando el cuerpo ajeno con sus piernas. Al escuchar las palabras de Aless no pudo contener la risa. Estaba contenta, por alguna razón se había olvidado de la realidad.

Posiblemente hubieran seguido más de no ser porque el timbre sonó. Entre la risa, el sonido de la mesa y su propia incapacidad de percatarse del mundo exterior, no había notado que alguien se acercaba a la casa.

El timbre la hizo caer a la tierra de golpe, por lo que empujó a Aless para poder ponerse de pie. Trató de arreglarse la ropa y el cabello que estaban hechos un verdadero desastre, y al ver su poco éxito miró a su compañero un tanto horrorizada. ¿Quedaría muy mal si lo encerraba en algún armario?

- Mamiiii~ - Se escuchó desde afuera.

- ¡Mierda! - Se le escapó. Se llevó las manos a la boca y se reprimió mentalmente. - Voy a matarte - Le dijo a Aless.

Cuando se encontraba disfrutando del cuello de Emma, pudo sentir la reacción de ésta. Le agradaba poder percatarse de cada reacción de la rubia; el encontrarse rodeado de las piernas femeninas lo  entusiasmo enormemente, sin mencionar como ella disfrutaba del momento. Tan sólo de imaginar de lo que podría seguir a aquello, le hizo olvidarse de lo que le rodeaba para poder concentrarse.

No escuchó el timbre, pero si se percató de que algo ocurría debido a la acción de Emma de empujarlo, aquello le hizo dar algunos pasos atrás para no perder el equilibrio.... la voz de la pequeña, fue como un balde de agua fría ...se pasó una mano por el cabello sin poder evitar maldecir carraspeando.

Oyó la amenaza de Emma, sonriendo levemente... se veía genial y eso que no le diría de la marca roja de su cuello, si que resultaba delicada la piel de Emma. Se encogió de hombros, mientras trataba de controlar su respiración sin mostrarse  para nada preocupado a comparación de otra persona.

Pánico, pánico, pánico. Corrió a abrir la puerta, ya que si se demoraba más sería peor.

Esbozó su mejor sonrisa y trató de permanecer calmada, pero al momento de abrir la puerta, una enana diminuta se coló entre el corto espació y se prendió de la pierna de Emma. La rubia terminó de abrir la puerta, ya que detrás se encontraba Amanda.

- Mamiii~ Nana me llevó al zoológico, y vimos un montón de animales, ¡Y los monos Mami! Saltaban en las cuerdas, y... ¡Hola! - Saludó la niña, al darse cuenta de la presencia de Aless. Un escalosfrío, esta vez no tan placentero recorrió tooodo el cuerpo de la rubia.

Amanda entró a la casa y Emma cerró la puerta detrás de ella, deseando que la tierra se la tragara.

- Veo que disfrutaste de tu día libre, linda. - Le dijo la anciana con una sonrisa. Acto seguido, sus ojos se volvieron a Alessandro con ansias asesinas en la mirada. - ¿Quién es este caballero? - Preguntó con voz dulce y una sonrisa, dirigiéndose otra vez a Emma.

- ¡ES UN PIRATA! - Exclamó Sophie, alzando sus bracitos y corriendo a buscar a su conejo, al que le mordió la oreja.

- Ya veo... - Dijo la anciana, entrecerrando los ojos.

- Es un colega mío del colegio. - Respondió apenada, la rubia - Aless, ella es Amanda, una amiga. - Dijo a modo de presentación, aún deseando que se hiciera un hoyo en la tierra y la absorbiera.

No pudo evitar seguir a Emma, fue algo que realizó por inercia, en cuanto Sophie apareció en la escena no pudo evitar mirar la escena divertido. Al parecer a la pequeña no se le escapaba nada. Sonrió quizás demasiado descarado ante la observación de la anciana. Al parecer era verdad que a las personas de esa edad era más difícil engañarles u ocultarles algo.

- Un placer, señora Amanda - le dijo mientras le besaba en la mejilla a modo de saludo. - Aunque lo de pirata es opcional - comentó mientras veía como Sophie abrazaba a su conejo.

Emma se golpeó la frente con la mano, y mirando a Aless volvió a repetir "voy a Matarte", aunque ningún sonido salió de su boca.

Amanda miraba a Alessandro con desconfianza, aunque aceptó el saludo cordialmente. Bueno, casi.

- Es SEÑORITA, Amanda. No ves anillo en mi dedo ¿Verdad, jovencito? - Dijo la mujer muy seriamente, aunque en segundos volvió a sonreír y le dio unas palmaditas en la espalda a Aless, con una fuerza considerable para tratarse de una anciana. - ¿No vas a ofrecerme un café, linda? Seguirle el ritmo a tu hija no es tarea fácil, ya me estoy volviendo vieja. - Dijo, dejándose caer en una de las sillas.

Emma pudo ver muy claramente como la mujer observaba la casa entera. Ya se había dado cuenta de todo, eso era seguro. Era todo menos tonta.

- Claro. Tengo que calentarlo, pero estará en un segundo. - Dijo acercándose nuevamente a la cafetera - ¿Aless? ¿Quieres café? ¿O tienes que irte? - Le preguntó haciendo énfasis en esa última frase.

Sophie se acercó a los adultos con una sonrisa, y se sentó en el regazo de Amanda.

- Mami está toda despeinada - Dijo bajito y entre risas.

La anciana le sonrió y asintió con la cabeza, despeinándola a ella también con un gesto cariñoso.

Después de que la señora volvió a sonreír el hizo lo mismo. ¿Acaso tenía que toparse con mujeres cambiantes cada vez que se acercaba a Emma?, suspiró levemente aliviado de que no discutiera más del tema de señorita... El que culpa tenía de que no le hubiesen hecho el favor, obvio fue algo que no dijo. Quería salir vivo de ahí.

Vio como Emma se disponía a calentar café... y claramente entendió su tono de "lárgate", podría ser bueno y hacerlo, pero no. - Me encantaría terminar ... el que me habías servido, aunque creo que tomaré otro. Este ya se enfrío - le dijo tratando de mostrar inocencia en sus palabras. Y no pudo evitar sonreír levemente ante las palabras de Sophie.

Emma puso los ojos en blanco. ¿Que tan descarado podía llegar a ser? Encima ahora no podía defenderse como era debido.

- Por supuesto - Dijo amablemente, levantando las tazas que estaban en la mesa (De milagro no habían ido a parar el suelo) y las puso a lavar.

Buscó una taza más y llevó las tres tazas a la mesa, con cuidado. Al inclinarse, vio como Amanda clavaba la mirada en su cuello, e instintivamente se llevó una mano hacia el lugar que miraba la anciana.

- Creo que te picó un bicho en el cuello, Emma. Deberías ponerte algo o se te va a infectar. - Dijo divertida, acariciando el cabello de Sophie, que seguía entretenida abrazando a su conejo.

Emma le dedicó una sonrisa cómplice, y negó con la cabeza mientras reía. Buscó entre las cosas de la despensa y sacó chocolate en polvo. Se dio vuelta y mirando a Aless le dijo firmemente:

- Siéntate y bebe tu café. - Dicho eso, comenzó a preprar leche chocolatada para Sophie.

- Es un tanto mandona - Le dijo Amanda a Aless - Pero después de un tiempo se le pasa. No es que vayas a quedarte mucho tiempo ¿Verdad? - Le preguntó, con cierta severidad en la mirada.

Aún se encontraba de pie, mientras veía como su colega acomodaba todo para tomar el café. No pudo evitar sonreír ante la observación de la anciana, se cubrió la boca con una mano. Y acató la orden de Emma sin reprochar nada.

- Ya me estoy acostumbrando a su actitud - le comentó animado, antes de beber un poco del café que había servido la rubia - ¿Tan pronto ya me corre? - le preguntó calmado, en lo que colocaba la taza sobre la mesa

Emma miró por encima de su hombro mientras revolvía la chocolatada. Increíble.

- Yo no soy dueña para echar a nadie, hijo. - Dijo la anciana, bebiendo su propio café - Emma suele encargarse de esas cosas. Pero veo que está perdiendo su toque.

- ¡Hey! - Replicó la rubia con el ceño fruncido, dejando la chocolatada de Sophie sobre la mesa - Estoy aquí ¿Saben? Y yo jamás pierdo mi toque - Dijo tercamente.

La niña saltó del regazo de Amanda y fue a treparse al regazo de su madre, tomando emocionada el vaso con chocolatada.

- ¿De que hablan? - Preguntó la niña. La frustración se notaba en su mirada. No le gustaba quedarse afuera de las conversaciones.

Tomó otro sorbo de su café para evitar mostrar su estado de humor, claro estaría de mejor humor si hubiesen continuado. Era mejor dejar eso por la paz o se encontraría en una situación incómoda.

Escuchó la pregunta de la menor.- Nada importante, de como sabe hacer ....el café tu mami

Emma le dedicó una mirada fulminante que se sumó a una mirada de igual magnitud de parte de Amanda.

Sophie por su parte tomaba sorbitos de su vaso.

- La chocolatada es mejor. - Dijo la niña, con una sonrisa - ¿Querés probar? - Le preguntó, con inocencia. Acto seguido le dio pequeños tirones a la playera de su madre, y mirándola con insistencia le dijo. - ¿Puedes hacerle una?

- Deja tranquila a tu madre que ya hizo muchas cosas por hoy. - Le dijo Amanda con una sonrisa a la niña, la que le devolvió un puchero a cambio.

- Puedes probar la mía - Dijo con una sonrisa, ofreciéndole el vaso.

- Te lo advertí - Le dijo Emma a Aless con un suspiro.

Si que le divertía la situación, pero era mejor dejar de molestar antes de que fuera atacado por dos mujeres furiosas.

- No te preocupes nena, en otra ocasión será - ... en cuanto terminara su café, se retiraría del departamento de Emma.